viernes, 17 de junio de 2011



El cuento de "Los 6 cerditos/as "

     En esta práctica grupal, hemos seleccionado el cuento "Los tres cerditos" para modificarlo y personalizarlo. Hemos querido dar un toque de creatividad e imaginación, a la vez que trasmitimos a los niños algunos conocimientos importantes como son el reciclaje, la bondad, la igualdad de género,...
       El cuento está diseñado para irlo contando oralmente sin necesidad de leerlo. Los niños podrán interpretarlo simplemente mirando las imágenes y anticiparse a lo que sucede. para que el educador se aprenda bien esta nueva versión también hemos diseñado el "cuento del maestro", donde viene todo el cuento redactado.
       Todo el material ha sido elaborado por nosotras mismas y para realizarlo hemos empleado: cartulinas para hacer gorros de nazareno, acuarelas y témperas, materiales reciclados como telas, plásticos, corchos, palitos...
       Espero que os guste nuestra original historia de 6 simpáticos cerditos y cerditas y todas las ilustraciones que hemos preparado.





Los tres cerditos y las tres cerditas que caminaban por el sendero de la colina con sus equipajes al hombro, se detuvieron un instante para contemplar el paisaje.
Este es un lugar ideal para construir nuestras casas- dijeron los cerditos mayores, Peggi y Curro vestidos con monos de trabajo y que llevaban una caja llena de herramientas en la mano-. ¿ No os parece?
-       A nosotros nos da igual un sitio que otro - dijeron Rita y Leo, los dos cerditos medianos-
-       Nosotros opinamos igual que ellos – dijeron Flor y Panchito-.


Los hermanos pequeños no dedicaron mucho tiempo a construir su casa de juego, con algunos palos que encontraron y una tela, construyeron la casa. Una vez hecha, entraron en ella y se dispusieron a jugar, pero  no sin antes empezar una pelea:
-       Juega conmigo a las muñecas Panchito – le dijo Flor a su hermano-.
-       Nooo, juega tu conmigo a los camiones – le dijo Panchito-.


Después de discutir durante un largo tiempo, entre los dos decidieron que podían jugar con ambas cosas; para ello montaron a la muñeca en parte trasera del camión, y la pasearon por el campo.
Y así llegaron lugar donde se encontraban sus hermanos  medianos.
Rita y Leo ya habían construido su casa, cada uno había hecho una mitad y luego la habían unido, utilizando unos trozos de corcho y de plástico que habían encontrado por el bosque.
-       Rita vamos a correr un rato – dijo Leo-.
-                   Vale, pero no hagas trampas  siempre te adelantas y me ganas.
-       Preparados, listos, yaaaaa – dijo Leo mientra que ya había hechado a correr-.
Rita nada más darse cuenta hecho a correr tras el hasta alcanzarlo.    

 -        Ves, siempre andas haciendo trampas, ya no corro mas contigo.
-                   Pero, pero, pero…. – dijo Leo, mientras llegaban a la casa de Leo los dos hermanos pequeños-.
-        ¿ Ya habéis terminado? – dijeron al unisono Flor y Panchito-.
-        Si – contestaron los medianos-
-        Pues vayamos a ver lo que hacen Peggi y Curro – dijo Panchito-.
-        Si, si, buena idea, vayamos – dijo Leo-.
Poco después, los 4 cerditos se encontraron frente a la casa que habían construido los dos hermanos mayores, los cuáles habían trabajado duro para  hacer una casa sólida y resistente juntos.
Codo a codo, habían construido su casa con ladrillo.
-                    Así me gusta hermanita, entre los dos hemos construido una casa fuerte, que nunca se podrá derribar – dijo Curro-.
Mientras los hermanos mayores miraban la casa que habían construido, por el camino aparecieron los 4 hermanos.
-                    ¿Veis?, os lo dije, Peggi y Curro están hartos de trabajar, ¡si supieran lo  bien que nosotros nos lo hemos pasado jugando y corriendo, seguro que trabajarían menos! – dijo Flor-.
-        ¿ Ya habéis acabado? – preguntó Peggi-.
-                    Sí, nosotros hemos construido la casa con cuatro palos y un trozo de tela y nos ha dado tiempo a jugar - respondió Flor.
-                    Nosotros también, la hemos construido de trozos de corcho y de plástico y además nos hemos hechado alguna que otra carrera – contestaron Rita y Leo-.
Mientras todos comentaban como habían hecho sus casas,  un  lobo escondido detrás del tronco de un árbol, escuchaba atentamente la conversación.
¿ Y sabéis por qué?. Porque le gustaría entrar en esas casas para poder jugar con ellos.


Días después, y tras haberlo observado todo durante varios días, el lobo se acercó a la casa de los cerditos pequeños y golpeó a la puerta.
pom, pom
-       ¿ quién es? – pregunta Flor-.
-                   Soy yo, el lobo Lucifón, he visto que os divertis jugando, y me gustaría jugar con vosotros. ¿ Puedo? – preguntó el lobo-.
-       Mentira, tu lo qué quieres es comernos – dijo austado Panchito-.
-       No, que yo soy un lobo bueno, sólo quiero jugar con vosotros.
-       Pero lo dijo tan fuerte que derribó la casa que los pequeños cerditos habían construido con palos y un trozo de tela.
-       Los cerditos asustados, echaron a correr a casa de Rita y Leo, sus hermanos medianos.

-                   ¿ Qué os pasa? ¿ por qué venís corriendo y tan asustados? – les preguntó su hermano Leo-.
-                   Que un lobo nos persigue – dijeron los dos hermanos- dice que quiere jugar con nosotros pero seguro que quiere comernos.
-                   ¿ Un lobo? ¡ Corred entrad en casa! Y esconderos – dijo Rita-
Estando los 4 cerditos a salvo dentro de la casa, alguien golpeó la puerta, los cuatros atemorizados  se escondieron, pero Leo preguntó:
-       ¿ Quién es?
-       Soy yo el lobo Lucifón, se que estáis los 4 hermanos juntos, sólo quiero entrar y jugar con vosotros, creedme.
-       No te creemos lobo malo, ¡vete de aquí!-  gritó Rita-.
-       Por favor soy bueno, dejadme entrar – suplicó Lucufón-.


De tantos golpes como daba a la puerta para que le dejasen entrar, derribó también la casa, así que los cuatro hermanos asustados echaron a correr de nuevo, buscando refugiarse en casa de Curro y Peggi.

-       Socorro, socorro, gritaban todos al llegar a la casa de los cerditos mayores.
-       ¿ Qué ocurre? – preguntó peggi-.
-                   Que un lobo malo nos persigue y dice que quiere jugar con nosotros, nos ha derribado las casas – dijo Leo,  el cerdito mediano-.


-       Entrad en casa y escondeos, no os preocupeis, esta casa es fuerte y nadie nunca la podrá derrumbar – dijo Curro, mientras cerraba la puerta y las ventanas-. 

Pom, pom, llaman a la puerta.
-       ¿ Quién es?- preguntó Curro-.
-       Soy Lucifón, sólo quiero poder jugar con vosotros.
-                   No te creemos, ya as derrumbado las casas de mis hermanos más pequeños, pero esta casa nunca la podrás derribar.
El lobo llamó y llamó a la puerta pero como no le abrieron por mucho que suplicase, se rindió y se fue camino del bosque. 
 

 Pero como estaba tan cansado de correr tras los cerditos, se tumbó junto a un árbol a descansar.

 Estando descansando, se le ocurrió una brillante idea: “porque no construir una casa enorme donde poder jugar TODOS JUNTOS”.

Y así fue, los tres cerditos  y  las tres cerditas junto con el lobo jugaron y se divirtieron, convirtiéndose así en grandes amigos.

Y colorín colorado una gran fiesta montaron.






Mientras el lobo construía la gran casa, los tres cerditos y las tres cerditas observaban atentamente lo que estaba haciendo el lobo. Y dijeron:
-       Al final el lobo era bueno y no lo hemos creído- dijo Flor, la cerdita más pequeña de todos-.
-                   Pues sí, vayamos a darle las gracias y a invitarlo a jugar con nosotros- dijeron Peggi y Curro, los dos hermanos mayores-.

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